En las 48 leyes del poder, Robert Green escribió: «La reputación es la piedra angular del poder. Sólo a través de la reputación puedes intimidar y ganar; sin embargo, una vez que se pierde, eres vulnerable y te atacarán por todos lados. Haz que tu reputación sea inexpugnable. Mantente siempre alerta ante posibles ataques y frustra los que se produzcan. Mientras tanto, aprende a destruir a tus enemigos abriendo agujeros en sus propias reputaciones. Luego, apártate y deja que la opinión pública los ahorque».
Tiene sentido. Al fin y al cabo, te enfrentas constantemente a retos en tu vida, y la reputación es una de esas armas invisibles que pueden hacerte ganador incluso sin entrar en la lucha.
¿Por qué la reputación es la piedra angular del poder?
Tiene mucho que ver con la forma en que los demás te perciben. Empezando por la apariencia, el comportamiento y las acciones que entiendes. Es importante entender que los juicios de los demás están fuera de tu control, pero puedes crear tu propia imagen y esforzarte para que la gente te perciba como tú quieres.
No es prudente dar a conocer la percepción que los demás tienen de ti a personas ajenas a ti. Sobre todo si puedes influir en ello. La mayoría de la gente se toma lo que ve al pie de la letra, así que si te comportas con confianza, los demás también la tendrán. Pocos cuestionarán esta cualidad tuya. Además, si tú mismo lo crees, los demás no tendrán más remedio que aceptarlo.
Aunque la forma en que te ven los demás depende de su percepción, puedes influir en ella por la forma en que te presentas.
Por supuesto, no puedes controlar por completo la percepción de los demás, pero puedes influir en tu imagen en sus cabezas. Así, al controlar tu aspecto y tu comportamiento, influyes significativamente en la percepción de otras personas, evocando ciertas emociones, pensamientos e imágenes que pueden ayudarte.
¿Cómo puede obtener beneficios la reputación positiva?
Tu reputación, si se me permite decirlo, «te precede». Es decir, la gente no se fija realmente en «qué tipo de persona eres», la mayoría te percibe a través del prisma de «qué tipo de reputación tiene esta persona».
Una reputación sólida aumenta tu importancia y tu presencia, destaca tus puntos fuertes. Y si ya te has forjado una, casi no necesitas hacer ningún esfuerzo adicional para presentarte adecuadamente.
La reputación adecuada crea un aura a tu alrededor que inspira respeto, ganas de compartir ideas contigo o incluso miedo. De este modo, la mayor parte del trabajo estará hecho antes de que pases a la acción.
Por ejemplo, quieres que otras personas te escuchen. Por supuesto, puedes presentarte a cada persona y convencerte de que tus consejos e ideas pueden ser útiles. Sin embargo, esto requiere demasiado esfuerzo por tu parte. Si lo pones en cada ocasión, simplemente te quemarás demasiado rápido.
Es muy diferente cuando se tiene una sólida reputación. En ese caso, cuando te presentas por primera vez ante la gente, ésta te siente a ti y a tu presencia. Ellos mismos quieren escuchar tu opinión y están dispuestos a seguirte. Y tú te ahorras tu propio esfuerzo.
¿Cómo dominar su reputación?
Lo más importante que hay que entender es que la reputación es algo así como un castillo de naipes. Hay que construirla todo el tiempo y no permitir que otras personas la pongan en duda. Sin embargo, no debes defenderla agresivamente, porque eso demuestra tu inseguridad. En cambio, si los ataques son intrascendentes, es mejor ignorarlos.
Esta es una historia personal escrita por Liza Aaron. La opinión expresada en esta historia es la suya propia.
Imagen destacada: Fine Art America